Hermosa portada para una oportunidad desperdiciada.
Tiene todo lo que debería tener y aun así, falla en lo más importante: ser memorable. La importancia de enlistar los temas adecuadamente.
Primero que todo, lo que hace falta reconocerle al disco antes
de criticarlo. El talento sigue aquí, la épica voz de Chuck, el innegable virtuosismo
de los demás en sus instrumentos, las letras interesantes, la contundencia, la excelente producción;
todo está presente. Y desde aquí, una primera… observación: el bajo de DiGorgio
y la batería de Holgan… están, pero sólo eso. El riff de “Code of Hamurabi” es cautivante,
sí, pero así como en el resto del álbum, el trabajo en el bajo pocas veces se
aventura a ser más que una extensión de los riffs; y sí, claro que es ejemplar en
su ejecución. La batería es precisa y contundente, de nuevo, interpretada con
maestría; pero que deja ver poco de esa creatividad y valor atmosférico que Holgan
ha demostrado en trabajos anteriores. Y esto no me parece que hable de ellos dos, sino
del proceso de escritura y composición de las canciones como tal. Es como si
sólo estuvieran como artistas de sesión y como profesionales, nos brindaran sólo
lo que cada tema pide, nada más, lo cual deja con la sensación de que no se
supo aprovechar el potencial de ambos en esta ocasión.
Desde que escuché por primera vez el álbum, he tenido la
idea de que es muy aburrido. Y lo siento, soy fan de la banda y reconozco que
el trabajo detrás de este disco debe ser monumental, pero durante años tuve la sensación
de que pudo haber sido mucho mejor. Se siente como un paso hacia atrás si lo
comparamos con Brotherhood of the Snake, el cual, sin ser grandioso, cuenta con
muchas partes que sí se te quedan grabadas a fuego en la mente y es agradable
de escuchar en su totalidad.
Titans of Creation dura casi una hora, está repleto de canciones
a tempos moderados desde el inicio y no es hasta llegar casi al final que cobra
vida, algo tarde a decir verdad. Hay fans para esto, no soy uno de ellos al
parecer. Es frustrante que uno comienza a sentir cierta monotonía cuando apenas
va en la cuarta canción… ¿¡y me dices que faltan otras 8!? Es más una tarea de
perseverancia, más que un deleite. Pero cuando por fin el disco retoma un poco el
ritmo tras City of Angels, de nuevo te encuentras con esa sensación de que todo
suena redundante, repetitivo y amorfo. Buenos riffs por aquí y por allá, actitud,
fiereza.
En resumen, ¿es malo? Un poco sí, sobre todo si tomas en
cuenta lo que han logrado hacer en otros discos. Para mí, es una experiencia
tan olvidable como Demonic (el cual sí tiene un par de canciones que genuinamente
me gustan) e incluso hasta un poco peor. Sí, hay temas que destacan. “Curse of Osiris”,
“Code Of Hamurabi”, “WWIII”, “False Prophet”, “Children Of the Next Level” y “City
of Angels”; y aun así, nada que se convierta en un favorito, ningún clásico
instantáneo.
Ahora pues, ¿por qué escribir sobre este disco a cuatro años
de que saliera? Por angas o mangas, me puse a escuchar la discografía de esta
banda y al llegar de nuevo a este trabajo, me fue imposible terminarlo. Quise
ver si era algo mío y terminé encontrando reseñas que de cierta manera
confirmaban lo que yo sentía, pero una en particular me hizo probar escucharlo
en un orden distinto. ¡Y vaya que es un cambio total!
Me refiero al orden que sugiere Ziomaletto en su reseña: https://www.metal-archives.com/reviews/Testament/Titans_of_Creation/840060/Ziomaletto/1158210.
Él sugiere deshacerse por completo de “Ishtar’s Gate”, pero a mí no me parece
tan mala idea dejarlo como tema al final.
1. Catacombs
2. Curse of Osiris
3. Dream Deceiver
4. Children of the Next Level
5. City of Angels
6. The Healers
7. False Prophets
8. Symptoms
9. Code of Hammurab
10. Night of the Witch
11. WWIII
12. Ishtar’s Gate
Me sentí realmente decepcionado al escuchar Catacombs, un
reciclaje de Legions (In Hiding) del Low de 1994 que poco o nada tiene qué
hacer tras haber escuchado el pedazo de bestia que es Curse of Osiris… pero si se
usara como intro y colocas a una pieza tan potente como ésta última, es una gozada.
El chiste es hacer de escuchar el álbum un viaje, una experiencia, similar a
una atracción en una feria y créeme, dale una oportunidad a este orden y
disfruta.
Es una selección a la que yo no podría haber llegado si no
hubiera escuchado varias veces el disco y reconociendo bien cada canción, cosa
que en todos estos años no había podido lograr; convertirlo en algo que te
atrape desde el inicio y no te agobie con canciones que te adormecen para
cuando la verdadera dinamita estalla. Acelerar y desacelerar, son cosas que
pueden usarse para mantener al oyente atento y a la expectativa, ansioso de
escuchar el siguiente tema. Esto es, tal vez, algo que se está olvidando gracias
a la manera en que consumimos música en las últimas décadas, en donde la idea
de escuchar un disco completo (y en orden) es innecesario y hasta anticuado. Es
como si ahora los responsables detrás de ordenar las canciones pensaran
solamente: “ahí están las canciones, descubre cuál te gusta, haz tu playlist o deja
que el algoritmo te sorprenda, a mí no me estés jodiendo”.
En fin, gracias a esto puedo disfrutar mejor canciones que
antes me parecían sólo de relleno y esto también incluye a la ya criticada “Ishtar’s
Gate”. Si el orden del álbum fuera este, estaríamos hablando de un disco que
logra cumplir las expectativas de lo que Testament es capaz de entregar, sin
superarse, pero entregando una experiencia disfrutable (aunque, de nuevo, nada
que se te quede en la cabeza por más de un rato). Pero como el producto final fue
otro, y esa maldita sucesión de temas me tomó 4 años apreciarlo por completo
sin sentirlo cansino, no es un disco que recomiende a nadie que no sea un
verdadero fan de la banda.
Si hemos de calificarlo, la música es 7 de 10, pero escucharlo de principio a fin es apenas un 6. Y eso sí, portada, 1000/10.