Refinando la fórmula
Volvemos para escuchar el segundo asalto de los Patos de
Next. En este caso, se les une el bajista Héctor Morales para poder conformar
un cuarteto que muestra una evolución a la fórmula de su primer disco y nos
entregan Silencio Nocturno.
El grupo nos vuelve a entregar un buen álbum de sólido
thrash que inmediatamente te traslada a esa época dorada a finales de los 80’s.
Aquí no hay giros de tuerca progresivas ni exhibicionismo innecesario, pero sí
hay una fórmula que funciona y suena de maravilla. La adición del talento de
Morales en el bajo es precisa y añade un poco de “color” en secciones donde
sorprende y ayudan a que los riffs de guitarra no suenen planos. El trabajo de Erick en la batería es pulido y maduro a nivel de un músico que comprende exactamente
lo que el tema necesita y añade redobles solamente en momentos justos. Esto calza
de maravilla con los temas, alternando la velocidad y fiereza con acentos
puntuales que acompaña a estos riffs que nos presentan Carlos y Sergio en unas
guitarras cuyo tono tiene dos cualidades, suenan afiladas pero bastante claras.
No obstante, hay algo en la mezcla de las guitarras que no sólo resulta un poco
cansado conforme avanza el disco sino que en ocasiones rivaliza en volumen con
la voz de Carlos y que pierde un poco de protagonismo en los solos, una cosa es
silenciar los medios en el amplificador, pero a veces uno se pasa de la raya al
extender esa ecualización a toda la mezcla final.
Hay muy buenos riffs en el disco y que con justa razón
hicieron de sus canciones algo que se te queda pegado en la cabeza. Hay un poco
más de experimentación, y es que aprovecharon la nueva alineación con dos
guitarras con las armonías por aquí y por allá. De nuevo escuchamos solos de
guitarra que no acostumbran a extenderse más de la cuenta, a veces muy
acertados y a veces, poco inspirados; por otro lado, es quizás por la
ecualización en la mezcla que se pierden dentro del sonido del resto de la
banda y se sienten como un grafiti en la pared en vez de un cuadro enmarcado
que sale de ella.
El álbum nos recibe con una primera mitad conceptual, Carlos
Alanís, vocalista y líder de la agrupación, quien pasó de ser bajista a tomar
la segunda guitarra, ha mencionado que se basaron en la película Alcatraz.
Por lo cual, escucharemos la travesía desde El Juicio, que se convierte en un estandarte de la banda con ese
riff principal simple pero icónico desde la primera vez que lo escuchas. Nos
abrimos a una experiencia que va alternando velocidades y complejidad, tras la
cual experimentamos a la desesperación claustrofóbica del encierro (Poco Tiempo), la determinación y el
proceso de fugarse (Vamos a Escapar),
para así reflexionar sobre las consecuencias de haber cumplido una condena (Mirando hacia atrás). Algo que
incomodará a quienes busquen una narrativa lineal y consistente será la línea
“esa condena ya la cumplí”, pero es demasiado rebuscado pensar en ello como
para considerarlo dentro de una crítica seria al álbum.
Para el cierre de la primera mitad, nos recibe una intro de
sintetizadores bastante ominoso y un mensaje invertido (“Se cumplió el destino
de la humanidad. La herencia de la humanidad es este mundo mutante”). Mundo de mutantes no sigue con la
historia de la prisión, pero sí da continuidad a las dos partes de Holocausto
en su primer disco con un pasaje horroroso más fantasioso; lo cual dista
bastante del realismo crudo que nos encontraremos en el resto del disco. Con
respecto a temática, no hay queja alguna; aunque hay que reconocer que la
escritura no es un fuerte este álbum, pero tampoco es algo que dilapide todo lo
demás.
La segunda mitad del disco sería quizás la más pesada con el
tema que da título al álbum y Cámara de
Gas, que ofrecen pasajes con narrativas oscuras y crudas, acompañados de
riffs inmisericordes que los convirtieron inmediatamente en clásicos. Todo este
escenario de muerte se ve interrumpido por una pieza instrumental y acústica
bastante atrapante, Norma Jean Baker
no fue solamente el nombre de pila de esa atractiva rubia que conquistó el
mundo de su época rebautizada como Marilyn Monroe; también es una pieza de
música de ensueño, bella aunque algo melancólica. Finalmente, Dipsomanía es un poco más relajada pero
cuenta con un riff descarnado antes de su breve solo, así como su break-down
demoledor que cierran con broche de oro una experiencia sumamente gratificante,
un álbum que goza de una cota de una manufactura de alta calidad y que además
está lleno de temas memorables.
Silencio Nocturno fue el primer nombre que recibió este
álbum, pero posteriormente, la compañía Discos y Cintas Denver lo rebautizaron
con el nombre de El Juicio y hasta lo llegaríamos a ver en una compilación
junto al disco anterior de la banda y bajo el título La Colección.
Personal
Carlos Alanís - voz y guitarra
Sergio Alanís - guitarra
Erick Alanís - batería
No hay comentarios:
Publicar un comentario